Juan Juncosa
He pensado mucho en estos días de confinamiento. He perdido la primera semana encerrado en casa sin saber que hacer. He pensado en muchas cosas solidarias y alguna he podido hacer. Para los que me conocéis he escrito ya dos libros de motivación y crecimiento personal. Mi madre siempre me ha animado a que escribiera un libro de aventuras, de suspense. Creo que mi mejor aportación para las personas en este momento es escribir una aventura para que la gente pueda evadirse. Espero que os guste con todo mi corazón. Si os gusta me comprometo hacer como en su día hizo Miguel de Cervantes con el Quijote. Ir sacando capitulos periódicamente del libro. Disculpar la comparación no pretendo, aunque me gustaría ser una gran escritor como él. Solo hago la comparación por lo de sacar capitulos poco a poco y no el libro de golpe. Capitulo 1 Había una vez Había una vez…. Erase que se era… eran estas palabras muy conocidas por Yuan un gran soñador. Si pudiéramos viajar en el tiempo y ver algunas fracciones de su infancia, veríamos como aprendió a leer a los seis años. Leyendo cuentos. Como soñaba despierto, ser parte de esos mismos relatos. Como a los once su imaginación era tan extraordinaria que sorprendió sobremanera a su profesora en un examen donde tenían que crear una redacción. La profesora les dejo el siguiente texto en el examen “Estas andando por la calle y de repente descubres que el aire hace que te persiga un papel…” continuar el texto y crear una historia. Yuan siguió escribiendo… Al principio me hacía gracia que me siguiera el papel incluso jugaba con él, intentaba cogerlo y no podía. Ahora era yo el que lo perseguía. Sin darme cuenta le seguí hasta un patio interior donde un remolino lo levanto por encima de mi cabeza. El aire y el papel en ese momento parecieron cobrar vida, como la de un fantasma. Me asuste y me fui. Entonces el papel volvió a seguirme, acelere el paso, parecía que el papel también. Lo acelere aún más y el papel se acercaba a mis talones. Mi cabeza me hizo pensar: “aquello no era posible” así que me detuve. El papel choco con mi pierna. Lo agarré y lo rompí en pedazos. Empecé a correr hasta llegar a casa. Entré corriendo y me apoye de espaldas en la puerta, respirando agitadamente y sabiendo que delante de la puerta me...