Hacer un plan, seguirlo y ejecutarlo. Focalizarte en él. Estar pendiente de todo lo que depende de ti y vigilar que aquello que no depende de ti, no pueda tirar por tierra tu trabajo. Invertir, tiempo, dinero, esfuerzos, ilusiones, etc.  Luego solo cabe esperar. Esperar a ver el fruto del trabajo realizado. Por cierto lo mencionado solo es una pequeña parte del inicio. Pero cuando aparece el primer resultado uno se olvida de todos los inconvenientes pasados hasta el momento. Se renuevan los ánimos por continuar con todo lo que queda por delante. Podríamos ver una pequeña similitud cuando alguien se preocupa de plantar una semilla habiéndolo preparado todo para que crezca. Ese momento en que puedes ver el primer brote sobresaliendo de debajo de la tierra compensa los esfuerzos. Solo es el primer resultado queda aún mucho por andar. Ahora debe crecer; los planes y los esfuerzos son otros. De todas formas la fuerza para seguir aparece de ese primer resultado. Falta mucho para ver los frutos que han de llegar de ese pequeño brote. Pero tú sientes que merece la pena. Te sientes bien. Así que no dejes de focalizarte en tu objetivo, de seguir el plan y de continuar trabajando. No te olvides de descansar de tanto en tanto y de tomar perspectiva de lo que haces. Así con constancia y sin desfallecimiento es como conseguirás aquello que te propones.

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