Quiero dedicar en especial este artículo a un gran amigo que ha perdido a su padre. Bien pudiera servir a cualquiera que hubiera perdido a un ser querido. Inicialmente el desconsuelo es grandísimo y con el paso de los días no mejora. A veces algunos tienen tendencia a culparse por pequeñas cosas. Si hubiéramos hecho esto o aquello. Estos pensamientos no solo no nos sirven para nada, sino que además pueden llevar a mortificarnos. Existen dos cosas que a mí me ayudaron mucho. La primera si te detienes a pensar ¿Cuándo sería un buen momento para perder a un ser querido? La respuesta es sencilla. Nunca. A mí me encantaría vivir 100 años pero más aún que mi padre siguiera a mi lado. La vida es así. En el momento que comprendes que nunca es un buen instante para que un ser querido nos abandone, el pecho te oprime menos. La segunda que a mí me funcionó, fue buscar una foto donde yo le viera y le sintiera feliz. De esa forma ahora cada vez que le recuerdo la imagen que me viene a la mente es la de esa foto. Le veo feliz, orgulloso, contento. Escribir estas palabras derraman lágrimas por mis mejillas. Siempre se encuentra a faltar pero ahora son lágrimas de amor y no de tristeza. Recordar a nuestros seres queridos desde el amor y sin la tristeza de la perdida nos reconforta y nos hace sentir que de alguna forma están aún con nosotros. Todos los artículos en  www.juanjuncosa.com

Haz click en el enlace para ver la publicación en el diario: 27-07-2020 Adios

 

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